Estrés

En nuestra sociedad, el estrés es una lacra y una de las cargas emocionales más fuertes que sufrimos día a día. Sus principales síntomas son el nerviosismo, la irritabilidad, las contracturas musculares y el agotamiento físico y psicológico. Además, se considera que es la principal causa de gran parte de las enfermedades en el mundo occidental, siendo su principal consecuencia la falta de equilibrio en el organismo como respuesta a las influencias del medio ambiente. Es tan importante, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha definido como una “epidemia mundial”.
El estrés consiste en un patrón de reacciones que ocurren cuando las personas confrontan exigencia del entorno, comparándolos con sus posibilidades. Cuando se está estresado, generalmente, uno se siente tenso, preocupado, menos vigilante y atento, y su capacidad de ejecutar las tareas resulta deficiente. Las preocupaciones y el temor a las consecuencias negativas del fracaso, evocan emociones negativas poderosas de ansiedad, enfado e irritación.
Desgraciadamente, la formación académica tradicional reglada, incluyendo desde la formación básica hasta la universitaria (tanto para padres, profesorado, terapeutas, alumnos, etc.) no incluye ningún tipo de preparación psicológica, entrenamiento de habilidades de regulación emocional, ni herramienta alguna de autoconocimiento. Por esta razón en nuestra sociedad carecemos de recursos y habilidades necesarias para poder hacer frente a las exigencia y a las demandas de la vida cotidiana, y especialmente, a las que su labor profesional les plantea día a día, a pesar de la constatación científica, de que un mayor nivel de consciencia y autoconocimiento ejerce un factor protector frente al estrés que sufrimos.